domingo, 15 de diciembre de 2013

ENDEUDAMIENTO PÚBLICO

En apenas un año, la deuda del conjunto de las administraciones públicas se ha disparado casi un 17%, pasando de estar en 818.003 hasta los 954.863 millones de euros. La cifra, que ya supone un 93,4% del Producto Interior Bruto español, marca un nuevo récord en la historia de la Democracia y supone que cada día de los últimos 365 los ciudadanos se endeudaron en 375 millones de euros.
Según los datos hechos públicos por el Banco de España, al final del tercer trimestre se roza ya el objetivo para todo el curso, que el Gobierno situó en el 94,2 pero que los analistas ven muy por encima. A finales de 2012 la cifra se situaba en el 86%, y en los tres primeros trimestres no ha dejado de crecer a un ritmo elevado, por lo que es poco probable que lo haga apenas ocho décimas entre octubre y diciembre. Lo más llamativo es que ese nuevo techo del 94,2 fue fijado a mediados de octubre.
David Taguas, director del Instituto de Macroeconomía y Finanzas de la Universidad Camilo José Cela, asegura que el objetivo del año no se cumplirá, y destaca que "la deuda pública ha subido en los nueve primeros meses de 2013 7,5 puntos del PIB. Y además se reduce el fondo de reserva al ritmo de 1000 millones/mes".
El desglose muestra que, esta vez, el grueso de ese aumento esresponsabilidad del Estado central. Su deuda, en un año, ha crecido nada menos que un 19,53%, pasando de 695.477 a 831.327 millones de euros (el 81,3% del PIB). Y lo ha hecho mientras el déficit público se iba reduciendo para cumplir con lo pactado por el Ejecutivo con la UE.
Mientras, las Comunidades Autónomas aumentaron su nivel de deuda a un ritmo similar, un 17%, hasta situarse en los 196.957 millonesen el tercer trimestre, más del triple que los 61.039 millones que acumulaban antes del inicio de la crisis.
En cambio, al cierre de septiembre, las corporaciones locales lograron rebajar sus deudas hasta los 41.765 millones, un 4,65% menos que en el mismo periodo de 2012 y 1.388 millones que en el segundo trimestre.
Si se analizan los datos comunidad por comunidad, Cataluña sigue encabezando la clasificación, con 53.665 millones de euros de deuda. La cifra, en comparación con la del resto, es astronómica y mayor que la de las dos siguientes de la lista juntas: la Comunidad Valenciana, con 29.643 millones, y la de Madrid, con 22. 459. Sin embargo, si se analizan los resultados en términos relativos al tamaño de sus economías, hay cambios. Así, el endeudamiento valenciano supone nada menos que el 29,8% del PIB, frente al 28,7% de Castilla La-Mancha, el 27,2% de Cataluña y el 23,8% de Baleares.
Si se ven las cifras del Banco de España por ciudades tampoco hay sorpresas. La capital, Madrid, tenía al cierre del tercer trimestre una ingente deuda de 7.411 millones de euros, que sin embargo es apenas un 0,72 % más que en 2012. Por su parte, Barcelonaacumula una deuda de 1.178 millones (un 5,65 % más) y Valencia, de 899 millones.
Desde 2007, la deuda del conjunto de las administraciones se ha multiplicado por dos veces y media, pasando de 382.307 a 954.863 millones y de ser el 36,3 al 94,3% del PIB.
Al cierre de noviembre, el Tesoro español ya había logrado captar en los mercados nada menos que 120.599 millones de euros -en deuda a medio y largo plazo-, el 99,4% de los 121.300 millones previstos para todo el ejercicio. Hasta octubre, el coste medio de emisión se situaba en el 2,57%, casi medio punto menos que en 2012.
Los altos costes de la financiación de las empresas y la energía, junto con el efecto en los precios de las subidas de impuestos amenazan la recuperación española, según se desprende de dos informes difundidos por Standard & Poor's (S&P). La agencia estadounidense, que ha presentado en Madrid un documento sobre sus previsiones crediticias para las empresas, ha advertido que los esfuerzos por ganar competitividad pueden no ser eficaces si Europa no aborda el problema del crédito y la energía.
Según han recordado los analistas de S&P en el citado informe, resolver el dilema financiero está en manos del Banco Central Europeo (BCE), que debe adoptar medidas adicionales para impulsar que el crédito llegue a las pymes, especialmente en el sur de Europa.
S&P ha insistido en que "las disparidades regionales en Europa en términos de crecimiento, rendimientos y acceso de capitales" siguen representando un riesgo importante y ha subrayado que las empresas españolas siguen asumiendo un sobrecoste del 2% cuando solicitan un crédito frente a las empresas en Alemania.
Esto demuestra, en opinión de los analistas de S&P, que la política monetaria no se está trasladando a la economía real y los problemas financieros de las empresas también impiden que la inversión impulse de nuevo el crecimiento sostenido en Europa.
"Creemos que las esperanzas de una recuperación europea impulsada por la inversión en capital de las empresas están fuera de lugar y se añaden a las condiciones inciertas del mercado de préstamos bancarios", ha lamentado el economista del sector corporativo de S&P, Gareth Williams.
Junto a las dificultades en el acceso a la financiación, la agencia ha alertado de la pérdida de competitividad que están sufriendo las empresas de la Eurozona frente a las de Estados Unidos por el alto coste de la energía, que la economía norteamericana ha logrado reducir de manera considerable por su apuesta por el fracking.
A los problemas crediticios y el elevado coste energético, el otro gran riesgo para la recuperación es el fantasma de la deflación que amenaza a algunos países europeos y que también está en manos del BCE combatir.
Según ha explicado la agencia, en otro informe titulado Los brotes verdes necesitan mucho riego, la baja inflación combinada con un crecimiento "anémico" hará que sea aún "más doloroso" el proceso de reducción del déficit en el que están inmersos países como España.
El documento, en el que también se pide más acción del BCE para combatir este problema, pone como ejemplo a España para ilustrar los efectos nocivos que tienen las subidas de impuestos en los procesos de recuperación. En concreto, S&P recordó que desde 2009 los costes laborales unitarios se han reducido un 10% en España y los precios han subido un 3,2% por el alza de los impuestos indirectos.
Los dos textos difundidos ayer por la agencia de rating -que el pasado 29 de noviembre revisó al alza la perspectiva de España de negativa a estable- insistían en la necesidad de que el BCE anuncie medidas adicionales en 2014 para impulsar la recuperación de la Eurozona mientras la banca termina de sanearse. Entre las medidas citaba la compra de activos de forma directa o un nuevo LTRO con vencimientos más prolongados y condicionado a la concesión de crédito o a las compras de deuda soberana.
La deuda neta de las entidades españolas con el Banco Central Europeo (BCE) ha alcanzado los 220.512 millones de euros en noviembre, lo que supone un descenso del 35,3% respecto al mismo mes del año anterior, cuando esta cifra se situó en 340.835 millones de euros, según los datos que publica este lunes el Banco de España.
Con esta caída, esta deuda acumula ya quince meses a la baja y se sitúa en su menor nivel desde febrero de 2012, justo cuando el Eurogrupo ha subrayado la "salida limpia" del programa de asistencia financiera. En tasa intermensual, el descenso alcanza el 6%.
La deuda de las entidades financieras se incrementó en casi 80.000 millones en marzo de 2012 y superó la barrera de los 200.000 millones. Desde ese momento, creció hasta alcanzar el máximo de 388.736 registrado en agosto del año pasado, para ir disminuyendo después paulatinamente.
Este importe es el saldo vivo que las entidades residentes en España aún tienen pendiente de devolver al instituto emisor europeo como consecuencia de la financiación que el organismo les ha concedido previamente.
El desplome interanual se explica por el menor crédito solicitado por la banca española al instituto que preside Mario Draghi tras la petición de rescate bancario. En términos absolutos, la deuda de la banca española con el BCE se ha reducido en 120.323 millones de euros en el último año.
Un recorrido similar describió la parte que representa esta financiación neta a la banca española respecto al total del Eurosistema, que se mantuvo en el 32,6%, tras llegar a superar el 80% antes del rescate bancario. La deuda total de la banca que opera en la Eurozona descendió a 675.260 millones de euros, un 3,4% menos respecto al mes anterior.
No obstante, esta cifra no sería representativa si se tiene en cuenta que en algunos países las entidades cuentan con un superávit de liquidez que se salda a través de las facilidades de depósito, con lo que el préstamo neto de estos países se cierra en negativo.
La menor dependencia de las entidades financieras con el BCE se pone de manifiesto también si se tiene en cuenta la cifra de apelación bruta. Esta deuda de la banca española en las subastas de liquidez del instituto emisor tanto a corto como a largo plazo (223.865 millones de euros) se redujo el pasado mes un 5,7%.
Si solo se tiene en cuenta esta apelación bruta en relación con el conjunto europeo (724.912 millones de euros), la financiación del Eurosistema correspondiente a la banca española se sitúa en el 30,8%. Este porcentaje se mantiene aún muy por encima del que correspondería a España en función de su aportación al Producto Interior Bruto (PIB) de la zona euro (alrededor del 13%).
El importe bruto de apelación no recoge el dinero que los bancos españoles han tomado prestado al BCE y han vuelto a depositar a resguardo del organismo. La banca española tiene aparcados 3.353 millones de euros en esta 'hucha', frente a los 2.527 millones del mes anterior.
En este sentido, el conjunto de las entidades del Eurosistema depositó 49.749 millones de euros en el BCE, 2.617 millones de euros menos que el mes de octubre.
El BCE decidió en junio de 2012 dejar de retribuir las facilidades de depósito con el fin de impulsar el crédito, una medida que aún mantiene, lo que explica la caída de esta 'hucha' de las entidades financieras. Hasta esa fecha, el organismo monetario ofrecía un interés del 0,25% a un día a los recursos que se guardaban en la institución.
El Banco Central Europeo (BCE) está dispuesto a dar un empujón al escaso flujo de crédito que llega a la economía real y para ello utilizará las pruebas de resistencia del próximo año. La idea es penalizar la posesión de deuda pública que las entidades europeas atesoran en sus balances, con la intención de desincentivar la práctica del llamadocarry trade, que consiste en tomar dinero prestado del Eurobanco a un tipo de interés muy bajo para invertirlo después en deuda soberana, que paga rendimientos más altos.
Esta idea lleva tiempo circulando por los centros financieros europeos, pero ha sido el economista jefe del BCE, Peter Praet, quien más claro se ha mostrado al respecto. En una entrevista publicada ayer por Financial Times, el banquero belga reconoce que "si los bonos soberanos fueran tratados de acuerdo con el riesgo que representan para el capital de los bancos", las entidades serían menos proclives a utilizar la liquidez del BCE para comprar deuda pública.
El Banco Central Europeo (BCE) será quien coordine los test de estrés del año próximo, como primer paso antes de asumir la tarea de supervisión para la banca europea. A partir de septiembre de 2014 laUnión Bancaria verá oficialmente la luz con este traspaso de poderes desde los supervisores nacionales hacia la institución europea. Eso sí, aunque su responsabilidad se extiende sobre todas las entidades de la zona euro, sólo supervisará de forma directa las 130 mayores entidades.
El presidente del Eurobanco, Mario Draghi, aclaró después durante su comparecencia en el Parlamento Europeo que "no tiene nada que ver" la forma en que se califique la deuda soberana en los test de estrés con el hecho de que después haya un cambio normativo para ponderar el riesgo de este tipo de activos de forma diferente al resto de partidas de un balance. Según Draghi este cambio no corresponde al BCE sino que debería ser acordado a nivel mundial.
Aún con todo, el mero hecho de que la posesión de elevadas cantidades de bonos soberanos se penalice en los exámenes del año que viene puede suponer un estímulo para el crédito, según opinan en Fráncfort. Estas advertencias pueden animar a las entidades a deshacer sus posiciones en deuda pública y destinar esa liquidez sobrante a dar más créditos a empresas y hogares.
Al fin y al cabo se trata de conseguir que la banca vuelva a su negocio tradicional y abandone la práctica de actividades que han mantenido a flote sus cuentas de resultados en los últimos años pero que no generan estímulo económico y convierten a las entidades en meros especuladores.
Al BCE tampoco se le escapa que los test de estrés en sí mismos pueden causar una mayor restricción del crédito a corto plazo. El miedo de los bancos a sacar unos malos resultados puede animarles a paralizar la concesión de créditos, que consumen capital en función de su riesgo.
Draghi también admitió que pese a los últimos avances logrados, la Unión Bancaria "no es la panacea" para acabar con la fragmentación financiera en la Eurozona y reclamó a los Estados miembros seguir con los ajustes y reformas y avanzar hacia la unión fiscal, económica y política.
Texto extraído del diario El Mundo, edición 15 de diciembre de 2013
- Lectura del texto
- Problemas de España en su salida a la crisis, y papel del sector bancario

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